El sexo en vacaciones es peor | volver |
El mito de muchos es el de creer que para una mejor relación sexual hay que cambiar el lugar en donde uno lo hace habitualmente, pero no se dan cuenta que lo único que se necesita para mejorar la performance amatoria, en la mayoría de los casos, es cambiar de pareja. En la cama siempre estuvo aquello de: "¿De quién es esta naricita, de quién es esta orejita?". Haciendo el amor en la playa todo cambia y uno se pasa diciendo: "¿De quién carajo es este caracolito, de quién es esta piedrita?". Tampoco en las vacaciones tenemos la intimidad que tanto soñamos. Cuando el sexo se hace en casa, uno se cuida de los ruidos y las exclamaciones para que los chicos no piensen que nos estamos peleando. En vacaciones, tenemos que evitar de no quejarnos de las quemaduras del sol porque los chicos pueden pensar que estamos teniendo sexo. Y el mayor mito que debe ser desterrado para siempre es el que dice que los lugares de veraneo tienen una carga erótica que nos motiva a cada momento. En parte es cierto: en las playas de los grandes balnearios están los cuerpos más esculturales que no pudimos ver durante un año en la ciudad. Son tan perfectos y se exhiben con tan poca ropa, que ahí no necesitamos la imaginación para nada. La imaginación la necesitamos en la noche, cuando a la hora de cumplir con el deber conyugal exprimimos el cerebro al máximo para imaginar que nuestra mujer es igual a esa potra que vimos en microbikini a la mañana... o no?!
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