El retraso volver


¿Alguna vez han oído decir que cuando estás a punto de morirte pasa toda tu vida por delante?. Bueno, no es el único momento. El otro día mi novia me dijo:

- Mi amor, no me viene...

Y yo les aseguro que en ese momento me vi en una ranchera con cuatro pendejos yendo al supermercado. Ya sé que estas cosas pasan... ¿pero que me pasen a mí? ¡a mí!, que cuando me decían: "Juan se casó porque la novia quedó embarazada", yo exclamaba:

- ¡Qué pelotudo! ¡Con la cantidad de cosas que hay para que no te pase eso!

Sin ir mas lejos, la marcha atrás. Es mi método. Ya sé que me envidian. Es que yo soy partidario de lo natural, naturópata, digamos. Un control, una pericia, una concentración. Lo que pasa es que hace dos semanas iba yo a mi marcha... suave, suave, haciendo la tabla del diecisiete:

- Diecisiete por uno diecisiete, diecisiete por dos treinta y cuatro...

¡Claro!, ¡lo que sea antes que la eyaculación precoz!. Yo tengo una técnica infalible para esto. Si veo que voy muy deprisa, pienso: "Luisa Delfino, Luisa Delfino, Luisa Delfino..." y me relajo. Y si veo que la cosa baja, pienso: "Dolores Barreiro, Dolores Barreiro, Dolores Barreiro..." y en verdad, ¡da gloria verme!
Bueno, como decía, iba yo a mi marcha, "diecisiete por una diecisiete, diecisiete por dos treinta y cuatro y me llevo tres..." y en el momento clave a ella le dio tos y claro, empezó a agitarse y me rompió el ritmo. Yo controlo, ¡pero si ella se pone a improvisar!.
De todas maneras, tiene que ser un retraso. Como mucho se me pudo escapar un espermatozoide. ¡Dos como máximo! ¡También sería casualidad que encontrasen el camino, con la oscuridad que tiene que haber ahí! El caso es que cuando ella te confiesa:

- Todavía no me vino...

Te cagás en las patas. Te cagás en las patas tanto que no decís más que tonterías:

- A lo mejor te vino y no te diste cuenta.
- A lo mejor te volviste mogólico y tampoco lo sabés -dice ella.

En esas situaciones es cuando se demuestra que los hombres no tenemos ni idea:

- ¿Estás segura que contaste bien los días? mirá que este año es bisiesto.
- Estamos en Octubre -dice ella.
- A lo mejor lo estás arrastrando desde entonces.
- Lo único que se arrastra acá, son tu huevos, pelotudo!
- Uy!, que histérica que estás. ¡Eso es que te va a venir! -digo yo.

Pero no le viene. Y tu vida cambia. Por la calle no ves mas que embarazadas. Bueno, te cambia hasta el humor.
Antes, cuando salían en la televisión anuncios de toallitas femeninas, hacías bromas. Ahora no. Ahora se hace un silencio en el salón, una tensión...
Estás tan nervioso que no podés ni trabajar. La llamás cada cinco minutos y preguntas:

- ¿Y?!
- ¡No! Y dejá de llamar que me ponés nerviosa -grita ella.

Así que te metes en Internet a buscar información. A ver, "menstruación.com". Y te sale el guión de "Monólogos de la Vagina".
Vamos a probar otra cosa... "Retraso.ar". Y te sale los horarios de trenes, subtes, aviones y demás para que llegues siempre a horario. Cada vez vamos peor...
Y cuando desesperado pones un buscador te aparece Jorge Bucay que te invita a reflexionar sobre la crianza de los hijos. Descartás la opción de Internet, y es que en Internet no se navega, se naufraga, porque nunca encontras nada.
Y la volvés a llamar:

- ¿Y?!
- NOOOOOOOOOOOOOO!!!

Así es que te comprás la revista "Para Tí", en la que viene un artículo que se llama "La menstruación, tu mejor amiga". "Bueno, por fin algo científico". Y lees: "El estrés y los nervios, pueden atrasar la regla". "Ya está, voy a tranquilizarla", te decís. Y la llamás:

- ¿Hola? -dice ella.
- Ommmmmmm... -digo yo para tranquilizarla.
- ¿Quién es?
- ¿Te pesan los párpados?
- ¿Sos vos? ¿Sos vos, boludo? -pregunta ella.
- Ommmmmmm... Imagínate una pradera, con pajaritos... pío, pío, pío..., sugeris vos...

¡Mierda, me colgó! ¿Así como le va a venir?... Si no colabora!. Ya no sabes que hacer.
Cuando llega a casa y llama a la puerta, antes de abrirle le decís por el portero:

- ¿Y?, ¿Ya?
- ¡Querés abrirme!?

Cuando entra en casa con el test en la mano, ella grita:

- Si sale un circulito te la corto...

En esos diez minutos te acordás de todos los circulitos que han marcado tu vida: Los ceros de matemáticas, las albóndigas de mamá, el círculo de Lectores, el forro que no te pusiste...
Llega un momento en que estás tan nervioso que no querés ni verlo, y te vas para intentar relajarte: "Diecisiete por uno diecisiete, diecisiete por dos treinta y cuatro... Ommmmm... pío, pío, pío... ¡Luisa Delfino, Luisa Delfino, Luisa Delfino!". Menos mal que no salió el circulito.

Y claro, con la alegría del momento... Nos dimos con todo...

Pero después del susto lo hicimos con forro, porque según el prospecto, un forro es muy seguro, y tiene un 97 por ciento de fiabilidad. Así que no hay problema, cuando lleve 97 polvos me lo cambio y ya está!!!