Regalito de Cumpleaños


Ahora que acabo de cumplir años, mi mujer me regaló un cupón válido por una semana de entrenamiento personal en un buen gimnasio local.
Independientemente de que yo esté en excelente forma, pensé que era una buena idea para intentar detener ese proceso de "barriguita" que a todos nos ataca. Llamé al "Gym" e hice mi reserva con una "personal trainer" de nombre Carolina, quien se auto-describió como una Instructora de Aeróbicos de 23 años y es modelo de ropa interior, deportiva y trajes de baño. Me recomendó que llevara un diario, para ir documentando mi progreso. Aquí les envío las anotaciones del diario de referencia:

Lunes:
Empecé mi día a las 6:00 de la mañana. Carajo, bien jodido levantarse de la cama a esa hora. Todo cambió cuando llegué al gimnasio y vi que Carolina estaba esperándome. Que lo parió, parecía una Diosa Griega: rubia, ojos celestes y una gran sonrisa, con unos labios carnosos y sensuales. ¡Que buena que está Carolina!. Me hizo un tour, me mostró los aparatos y me agarró dulcemente la muñeca para tomarme el pulso después de hacer 5 minutos en la bicicleta fija. Se alarmó de que mi pulso estuviera tan acelerado, pero yo lo atribuí a ella, vestida con su lycra apretadita que se le metía en el trasero y aparte de que estaba tan cerca de mí... Carolina me estaba motivando cuando hacía mis sentadillas, a pesar de que ya me dolía la barriga de tanto meter esa mierda para dentro cada vez que Carolina pasaba junto a mí. Después de terminar mi inspirador día de ejercicio, me quedé un rato más y gocé un montón viéndola dar su clase de Aerobics.

Martes:
Me tomé dos jarras de café, pero finalmente logré salir de la puerta de mi casa. Llegué al "Gym" y Carolina hizo que me recostara boca arriba y me puso a levantar una pesada barra de metal, y después tuvo la puta idea de ponerle.... ¡¡¡pesas!!!. Mis piernas estaban un poco debilitadas en la cinta trotadora, pero carajo, logré completar ¡UN KILÓMETRO COMPLETO!
La aprobadora sonrisa de Carolina y el guiño cómplice que me disparó hizo que todo valiera la pena... ¡me sentía fantástico!... era una nueva vida para mí.

Miércoles:
La única forma como conseguí lavarme los dientes, fue poniendo el puto cepillo encima del lavamanos y moviendo la cabeza de lado a lado. No es joda, creo que tengo una hernia en los pectorales. Manejar para ir al "Gym" no fue tan fácil: sólo de frenar y darle vueltas al volante me dolían hasta los huevos. Cuando llegué, me estacioné encima de una moto que había ahí. Empecé a hacer mi "rutina", pero Carolina se estaba impacientando conmigo por considerar que mis gritos molestaban a los demás socios del club, pero mierda, es que me dolía todo. Además, su voz resulta un poco aguda a esas horas de la mañana y cuando grita se vuelve nasal y es muy molesta. Me duelen las pelotas cuando me subo a la caminadora, así que Carolina me subió a la escaladora, aunque la noté como un poco al pedo ¿Para qué mierda alguien inventó una máquina para hacer algo que se ha vuelto obsoleto con los ascensores?. Carolina me dijo que me ayudaría a ponerme en forma y a disfrutar la vida... otra de sus tantas pendejadas y promesas que anda todo el tiempo diciéndome, que ya no me joda.

Jueves:
Carolina me estaba esperando con sus jodidos dientes de vampiro y con su sonrisita de hija de mil putas al estilo Jack Nicholson en Batman. No pude evitar llegar media hora tarde: fue el tiempo que me llevó ponerme los zapatos de mierda. La reventada de Carolina me puso a trabajar con las argollas pero cuando se distrajo, salí cagando a esconderme en el baño. Mandó a otro entrenador a buscarme y como castigo, me puso a trabajar en la máquina de remar y... me hundí para la mierda.

Viernes:
Odio a la reventada putañera de Carolina más que a cualquier otro ser humano que haya odiado en la historia del mundo. Estúpida, famélica, anémica, cerebro de pollo. Si hubiese una parte de mi cuerpo que pudiese mover sin un dolor desesperante, le rompería toda su puta madre que la parió de patadas en el orto. Carolina quiso que trabajara en mis tríceps... ¡YO NO TENGO TRICEPS!, que no me joda...., que no me pase las putas barras ni cualquier otra cosa que pese más que un sándwich de jamón y queso. La bicicleta fija me hizo desmayar y desperté en la camilla de la nutricionista, una flaca chota que me dió una cátedra de alimentación sana, ¡claro! la muy pendeja no tiene la más puta idea de lo que es cagarse realmente de hambre. ¿Por qué no me pudo tocar alguien más tranquilo, como un mariquita maestro de costura o un estilista amanerado? La madre que los parió a todos ellos ...

Sábado:
La "regalada" de Carolina me dejó un mensaje en mi contestador con su vocecita insoportable preguntándome por qué no fui hoy. Carajo, no fui porque no me salió del forro de las bolas. Sólo con escucharla me dieron ganas de cagar y reventar a patadas la contestadora, pero no tenía la fuerza suficiente ni para levantar una gamba, incluso ni para levantar el control remoto de la tele, así que me "mamé" 11 horas seguidas viendo las mariconadas de National Geographic, puros pajaritos teniendo sexo y brincando de rama en rama.

Domingo:
Le pedí a un amigo de la iglesia que me viniera a buscar para ir a misa y agradecerle a Dios que esta semana haya terminado y que aún continúo con vida. También recé para que el año que viene, la "enferma" del cerebro de mi mujer me regale algo un poco más divertido, como ser un tratamiento de conducto, una circuncisión o una vasectomía, pero que no joda y no me renueve la suscripción al gimnasio ese de mierda.