Su primera mujer volver


¿Quién no recuerda su primera vez?

La mía fue muy especial, con una mujer muy especial. Recuerdo con lujo de detalles todo lo que sucedió esa noche. Mi padre me había comprado un smoking negro para que debutara con estilo y me había puesto un billete de 100 pesos en uno de los bolsillos con una nota que decía:

"Florida 911. Preguntá por Nancy, matala y hacete hombre".

Imagínense mi cara de felicidad, era el sueño de todo pibe debutar con una prostituta de 100 pesos! Con solo 12 años de edad, el día que tanto había soñado se estaba por hacer realidad. Salí de mi casa a eso de las 9 de la noche y me tomé un taxi. El taxista al verme tan joven y vestido de una manera tan ridícula decidió pasearme por toda la ciudad y terminó cobrándome 30 pesos.

Al bajar del taxi fui interceptado por una pandilla de vándalos que al amenazarme con un punzón no tuve otra opción que darles 20 de los 70 pesos que me quedaban. Caminé unas cuantas cuadras y antes de llegar a Florida al 911 me encontré con uno de mis mejores amigos. Le conté lo que estaba por hacer y él me dijo que no era una muy buena idea gastar tanta plata en sexo. Me sugirió ir primero a los videos juegos como para relajarme un poco. Terminé yendo. Me gasté 30 pesos en fichines y 10 pesos mas en McDonalds.

Había llegado la hora de entrar, me quedaban nada mas que 10 pesos. Junté fuerzas y entré al departamento. Una vez adentro, la encargada del lugar me presentó a las chicas. Todas eran rubias (120-60-90). Yo con mi dedo señalé a Nancy (que se parecía a Pamela Anerson) y la madame me dijo:

- Ella cuesta 100.
- ¿Cómo que 100!? Me quedan solamente 10 pesos! -respondí yo.

La madame hizo unas señas raras y apareció una mujer terriblemente fea. Se llamaba Marilyn y era Boliviana. Tenía 42 años, pesaba 130 kilos y tenía la cara llena de pornocos verdes. Me tiraron un colchón en medio del pasillo ya que no tenía acceso a ninguna de las piezas y me dijeron:

- Tenés 5 minutos!

En eso perdí el control y le grité a la prostituta:

- Vas a morir!!!

Comencé a pegarle piñas en la cara y patadas en el estómago. La agarré del cuello y la asfixié hasta que dejó de respirar. Ese fue el día que me hice hombre, el día que maté a una mujer por primera vez. Es hasta el día de hoy que miro la nota que puso mi padre en el bolsillo del smoking (...preguntá por Nancy, matala y hacete hombre) y me pregunto:

- ¿Donde estará esa ramera?

Quizá algún día me la vuelva a cruzar y la próxima vez, les puedo asegurar que no se va a salvar.