Consejos pa' un hijo virgo volver


Venga m´hijo sientesé
y empriésteme su atención
ya que quiero en la ocasión
dejarle algunos consejos
pues lo que quiere su viejo
es que usté no sea un güevón.

Me ha llamao la atención
que ya cumplidos los siete
naides me diga : "El purrete
seguro que habrá culiao".
Le juro que me ha dejao
propiamente p´al ojete.

Yo que anduve en tantos bretes
desde chiquito nomás
y en toda oportunidá
siempre tuve el tiento duro,
tengo miedo, le aseguro,
que me salga marchatrás.

Por pura casualidá
me enteré los otros días
que la hija ´e los Tobía
quiso jugar al dotor
y usté dijo : "No señor
yo juego a la lotería".

¡Fíjese que picardía
cambiar ese juego al ñudo!
Dispué supe que jue al ludo
que terminaron jugando,
la cosa es que está quedando
como flor de pelotudo.

Por eso es que lo sacudo
con esta sarta ´e consejos.
P´a que cuando llegue a viejo
no se ponga usté a putear
cuando dentre a recordar
lo que perdió de pendejo.

Y aquí van estos consejos
que yo le quiero brindar
y le puedo asegurar
que dispués de este sermón
va a ser rara la ocasión
en que se vuelva a pajear.

Porque no me va a negar
que se pajea tupido,
ya que me tiene podrido
cuando su mano pajera
hace temblar la catrera
creyendo que estoy dormido.

Y que además de atrevido
como a usté nada le cuesta,
ni siquiera se molesta
en buscar otro momento
y por zamarrearse el tiento
no deja dormir la siesta.

La paja es como una fiesta
que se debe disfrutar,
pero no hay porqué cagar
a los que están cerca suyo
¡vaya, piérdase en los yuyos
y dése hasta reventar!

Además le viá enseñar
que hay muchas clases de paja.
No es tan sólo el sube y baja
de su mano contra el choto
porque esa es paja de croto
y sin ninguna ventaja.

Tiene p´a los días de lluvia
la llamada "paragüita":
se toma la cabecita
con la punta de los dedos
y aunque le llueva hasta el pedo
no le cae ni una gotita.

Otra paja diferente,
la llamada "mironera":
saque la cabeza afuera,
mírela muy concentrao
y frótela entusiasmao
sin que le tiemble la pera.

En pajas instrumentales
no hay como "la guitarrita":
ponga la pija durita.
tóquela como a guitarra
y p´a completar la farra
rásquese las dos bolitas.

También está la llamada
"tiro al blanco para abajo",
consiste en mostrar el tajo
que se encuentra en la cabeza
y al verlo, con gran presteza,
pegarle un escupitajo.

En las artes culinarias
tiene la "fideo-pajín":
amase suave el pilín
con las palmas de las manos
y verá que su gusano
se parece a un tallarín.

Otra paja muy sabrosa
la llamada "chori-par":
las manos deben estar
con dedos entrelazados,
se aprieta el pito parado
y se agita sin cesar.

En pajas disimuladas
no hay como "la bolsillera".
Es además muy canchera
porque con mano en bolsillo
usté aparta el calzoncillo
y se la hace donde quiera.

En las pajas colegiales
está la "morfo-sintáctica".
es una paja simpática
porque sentado y en clase
usté muy piola se la hace
entre el libro de Gramática.

Pero de todas las pajas
la más limpia y consagrada
se hace con la media. Usada
como si fuera un condón,
se enfunda y en el talón
se descarga la vaciada.

Y aquí le dejo aclarada
esta primera mención:
se llama forro o condón
a una goma conocida
que p´a cubrirse del SIDA
se coloca en el pijón.

Y cambia la sensación
si no se lo usa de entrada,
porque la chota enfundada
puede sufrir sofocón
y, según su dimensión,
bailar o estar apretada.

Pero basta de aclaradas
y escúcheme sin chistar
que casi me hace olvidar
del tema de la cogida
que es lo mejor de la vida,
se lo puedo asegurar.

Primero debe encontrar
una mujer que esté buena,
que sea bonita, serena
y poco conversadora.
Sino a las dos o tres horas
le tendrá las bolas llenas.

Nunca debe sentir pena
porque una mina se pierda.
Si ella tira p´a la izquierda
usté tire a la derecha
y siempre busque la brecha,
aunque quede p´a la mierda.

Si resulta medio lerda
usté debe aligerarla.
Dentre despacio a tantearla
sobándole media teta,
que de esa forma discreta
es más fácil calentarla.

Y mientras sigue la charla
hágase un poco el fruncido
y medio como al descuido
conviérsela de costao
y cuando esté acomodao
lengüetéele el oído.

Usté dirá : "Qué aburrido
usar esa forma vieja"
pero asujete su queja
ya que tiene que aprender
que casi toda mujer
afloja desde la oreja.

Si está contra alguna reja,
dispués que la ha besuqueao,
con muchísimo cuidao
arrímese dispacito
y empiece a afirmarle el pito,
que seguro está parao.

Si ella se hace p´a un costao
usté se me queda piola,
pues ya verá que ella sola
se ha de volver a arrimar
y usté lo habrá de notar
cuando le roce las bolas.

Y si dentra a querer lola
hable de lo que concierna.
Dígale unas frases tiernas
referidas al momento
y vuelva a afirmarle el tiento
entremedio de las piernas.

Y si vuelve a estremecerla,
como estoy seguro, amigo,
sin fijarse si hay testigos
y como cosa común,
llévele la mano aún
más abajo del ombligo.

Si a esta altura del partido
ella sigue muy coqueta
tóquele toda la teta
y haciéndose el distraído
por encima del vestido
tantéele la cajeta.

Despréndase la bragueta
usando sólo dos dedos,
proceda con gran denuedo
pero siempre concentrao
y tenga mucho cuidao
que no se le escape un pedo.

Un ruido puede dar miedo
por eso se lo menciono,
hay que tener mucho aplomo
p´a saber lo que no gusta
pues si la mujer se asusta
usté se hará la del mono.

No piense ni por asomo
que ella no le va a aflojar,
ya que puede peligar
su integridad de varón.
No sea que en la ocasión
no se le vaya a parar!

Bueno, voy a continuar
explicando mi lección;
una vez que en la región
del papo dentre a tantear,
con el dedito pulgar
hágale a un lao el calzón.

Si ella hace una exhalación
como que está muy rechoncha
y a más su intención no troncha
no le queda otro remedio
que meterle el dedo ´el medio
hasta el nudillo en la concha.

Si ni siquiera rezonga
cuando usté el dedo le pierda,
tantee con la mano izquierda
p´a ver si estuvo certero.
Ya que si le erró de aujero
lo sacará lleno ´e mierda.

Es difícil que se pierda
por brava que sea la lucha
y aunque mi cencia no es mucha
delo ya como sabido,
que siempre el upite ha sido
más chico que la cachucha.

No afloje ni diga "pucha"
hasta que no se la meta.
Desprenda bien la bragueta
no sea que dispués se aflija
porque le quedó la pija
trabada en la camiseta.

Con el dedo en la cajeta
proceda con ligereza,
pele el choto con presteza
y agachándose un poquito
empiecelé, despacito,
a hacer jugar la cabeza.

Que no le dentre tristeza
si a la concha no le llega,
enseguida haga esta prueba:
relaje las pantorrillas
y afloje bien las rodillas
p´a ver si encuentra la cueva.

No es ninguna cosa nueva,
pero si es cosa segura,
que estando con calentura
cuando termina ´e coger
medio que le va a doler
un poquito la cintura.

Si la mujer está pura
usté no se lo pregunta.
No estando las piernas juntas
cuando usté piensa "te sirvo"
se ha de encontrar con el virgo
cuando le meta la punta.

Y por si usté me pregunta:
-¿El virgo qué carajo es?-
Con sapiencia le diré
que viene a ser un tejido
que entre la concha, escondido,
lo tiene toda mujer.

Para poderlo romper
ella tiene que aflojar.
Primero le va a causar
un poquito de dolor
pero le pasa el ardor
cuando le empieza a gustar.

Y ahí viene cuando se junta
la cachucha con su choto.
Si ella hace mucho alboroto
la tiene que consolar,
cuestión de que al terminar
salga con el virgo roto.

Nunca quede como un croto
con una mujer conchuda.
Si su poronga es menuda
lo debe disimular,
no se la vaya a mostrar
y así queda con las dudas.

No hay cosa más peliaguda
que cuando l´es grande la torta
pues sólo nos reconforta
este amargante pensar:
Es al pedo rempujar
cuando la poronga es corta.

Sólo una cosa conforta
y sirve como desquite:
enseguidita cubrite
para no pasar vergüenza
y hacele con gran paciencia
¡refucilar el upite!.

El que tome este desquite
no debe hacer disparates
y antes del grito "aprontate"
debe escupir la rendija
p´a no salir con la pija
como si fuera un tomate.

El upite nunca late
pero tiene contracción,
tal vez sea un retorsijón
permanente en la barriga
porque se frunce y se estira
como fuelle de acordeón.

También en esta región,
que es muy apta p´a la pija,
tirando a papel de lija
y entremedio de las piernas,
hay unas arrugas tiernas
denominadas verijas.

Por el olor no se aflija
ni tampoco sienta rabia.
La naturaleza es sabia
y todo lo va adornando
ya que suele haber, colgando,
racimitos de cascarrias.

Y ya que tengo la labia
platicando sobre el orto
no se me quede usté absorto
si es que la sienta gemir,
pues siempre habrá de sufrir
aunque su bicho sea corto.

Y también le va a tocar
en este mundo tan bruto,
aunque no se lo discuto
que la impresión es jodida,
no tener otra salida
que hacerle el favor a un puto.

No me mire con asombro,
ni diga "¡Nunca jamás!",
dejemos así nomás
la cosa sin discusión,
que si llega la ocasión
veremos si se echa atrás.

Porque cuando pica el bagre
es al pedo que se queje.
Por eso nunca refleje
su asco por los marchatrás
ya que la necesidad
tiene la cara de hereje.

Lo cierto y seguro m´hijo
es que el puto, a mi entender,
viene a ser una mujer
con una verga colgada
que le sirve p´a las meadas,
pero no para coger.

Parece, según me han dicho,
que cuando uno se la mete
siente el puto en el ojete
un infinito placer.
Más o menos viene a ser
cagar p´a dentro un sorete.

Lo que me causa extrañeza
y le digo que no entiendo
es que un sorete tremendo
le cause placer, le juro,
porque a mí, si cago duro,
me queda el upite ardiendo.

Pero en fin, es cosa de ellos,
lo que he dicho lo repito
y esto delo como escrito
ya que le pongo mi empeño:
Naides como el puto es dueño
de hacer de su culo un pito.

Por las dudas si es que acepta,
aquí van mis instrucciones:
Bájele los pantalones
arrollados como ovillo
y en sus propios calzoncillos
ocúltele los cojones.

Colóquelo en cuatro patas
con la cabeza en el suelo,
desparrámele los pelos,
tome bien la puntería
y sin pensar "¡Quién diría!"
mándesela hasta los güevos.

O pida que lo acompañe
con un pedo al empezar.
Mas se tendrá que cuidar
dispués que haiga terminao,
debe sacar con cuidao
porque lo puede cagar.

Y no se vaya a emperrar
a sacarlo de improviso,
más vale dele el aviso
pues conozco a mucha gente
que al sacarlo de repente
le cagaron el chorizo.

Hágase un buche de meada
cuando acabe la función
ya que puede en la ocasión
sin que siquiera lo note,
agarrarse en ese ocote
una flor de purgación.

No crea que es mi intención
darme dique de dotor,
pero si siente un ardor
en el caño cuando mea,
esa es la señal más fea
para todo cogedor.

Pero a veces sin ardor,
ni decir siquiera mus,
le pueden poner la cruz
queriendo mandarlo al nicho,
si usté nota que en su bicho
hay una gota de pus.

Ligero como una luz
proceda en tal situación.
No vaya a ser tan güevón
de pensar que pierde leche
y cambie su desafreche
por una buena inyección.

Cuide mucho su poronga,
téngala siempre limpita,
sin afrecho, cuidadita,
que si se llega a podrir
otra no va a conseguir
aunque le sobre la guita.

Si usté es un hombre preciso
y metódico p´al fierro
no habrá de tener ni un yerro,
pero si es un pelotudo,
además de ser cornudo,
habrá de cagar p´al perro.

Perdóneme si me aferro
en este palabrerear
pero debe recordar
aquella frase sensible
que dice: "Es preferible
el prevenir que curar".

Y si usté quiere lograr
que una mujer lo complete,
a más de hacerle el ojete
también le debe enseñar
para que aprenda a tocar
suavemente el clarinete.

No se extrañe que lo rete,
ni diga que es algo feo,
pues la fuerza del deseo
solita la va a llevar
a que ella dentre a gozar
cuando le tire el fideo.

Me parece que lo veo
a usté con la boca amarga,
aguantando la descarga,
mas cuando llega el aflojo
hace revolear los ojos
y quedar la cara larga.

Pero además de gozarla
también debe hacer gozar.
No se me vaya a asustar
ni me escuche con horror.
¡P´a ser un buen cogedor
se tiene usté que bajar!

Primero le va a causar
un poco de repunancia
pero escuche con constancia
y no arme tanto alboroto
que por más que uno sea un croto
no hay que hacer pobre la estancia.

Sé que es brava la fragancia
que sale de la cajeta,
pero empiece por las tetas,
papo, verijas, ombligo,
y así como se lo digo
ha de llegar a la meta.

Lengüetée en forma discreta
desde el tobillo al pescuezo
y no se asuste por eso
del "olor a bacalao"
pues el que se lo ha contao
por lo menos le dio un beso.

No piense usté con los sesos
que no ha de llegar a nada.
La concha es medio salada
pero nadie va a negar
que si se anima a probar
verá que al final le agrada.

Viene a ser como una boca
con unos labios grandotes,
toda llena de bigotes
y en posición vertical.
Con una distancia igual
a dos dedos del ocote.

Tiene un aujero grandote,
por unos pliegues rodeado,
con un pitito atrofiado
que al tocarlo se estremece
y que es, según me parece,
clítoris denominado.

La concha, según se ha dado,
puede ser como un manjar.
Pero le puede pasar
que a veces, por un desliz,
al arrimar la nariz
le den ganas de lanzar.

Porque le voy a enseñar
y ponga mucha atención
que hay una descomposición
en los órganos hembrunos
llamada regla por unos,
y por otros menstruación.

Parece que la cuestión
le baja una vez por mes,
la verdá, mucho no sé,
pero va juntando a diario
una cosa en los ovarios
que le jede a no sé que.

Por eso si llega usté
a bajarse en ese día
le quedará la porfía
de saber, sindudamente,
si la cachucha es decente
o si es esa porquería.

Pero pasado unos días
se vuelve a normalizar,
ya que deja de sangrar
y el tufo desaparece.
Así que si le parece
zambúllase a lengüetear.

Si se llega a acostumbrar
lo va a hacer como si nada
y si no entra en la bobada
de darle bola al prejuicio,
verá que es mejor que un vicio
ya que no le cuesta nada.

Después que esté concretada
la cuestión de la mineta
es fácil que se someta,
ya sin tanto disimulo,
a una chupada de culo,
para hacerla más completa.

Como verá usté, la jeta
es el recurso del pobre
y aunque la plata le sobre
no hace falta que se agote
p´a averiguar que el ocote
tiene un cierto gusto a cobre.

También debe hacerse el hombre
el upite lengüetear.
Mas debe de calibrar
ese momento gozoso
pues puede ser peligroso
de que le dentre a gustar.

Ya sé que habrá de gozar,
eso no se lo discuto,
pero el hombre aunque sea bruto
debe medir su caudal.
¡No sea cosa que al final
se salga volviendo puto!.

Disculpe si he sido bruto,
o muy dejetao, o rudo,
pero si así lo sacudo
es para su bien, nomás,
pues quiero que nunca más
pase usté por pelotudo.

Y espero que no sea al ñudo
toda esta conversación
y que en cualquier ocasión
lo ayuden estos consejos
que aquí le deja su viejo
¡P´a que coja a lo varón!.