Truco de magia mexicano volver


España, Palacio Real.

Cena de celebración del cumpleaños de Su Soberana Majestad el Rey. Asisten a la cena personalidades de la realeza, política y de varias partes del mundo. Los invitados se sientan a la mesa. Deslumbrados por el lujo de la misma, Ana Botella le dice a su marido:

- ¡Ay, José Mari!, mira que cubiertos más monos. ¡Oro puro con brillantes y esmeraldas incrustados¡. Anda porfa, ¡¡agárrame uno de recuerdo!! Yo tengo que tener uno de esos para la casa...
- Pero Ana, por favor...
- ¡Ni por favor ni leches!!! Tú me consigues un cubierto ahora mismo...
- Bueno, bueno, no te pongas así.

Así que el presidente disimuladamente, toma un cuchillo y se lo guarda en la manga de su saco. Justo enfrente del Matrimonio Aznar, se encontraban al otro lado Vicente Fox y su esposa que vieron la faena. Martha, envidiosa; le dice a su marido.

- Anda Vicente, cariño, tráeme uno a mi, ¿no?
- Pero Martha por Dios, ¿como voy a hacer eso?
- Que yo quiero uno, si la Botella va a tener uno yo también lo quiero. Y no me discutas...
- Bueeeno, lo que tú digas Martita... jeje.

Así que con el mismo disimulo que Aznar, Fox se dispone a coger el cuchillo pero su mano tonta en la que tiene la temblorina lo traiciona, con tan mala pata que el cuchillo golpea varias veces una copa ... clin, clin, clin, clin, clin .... se hace un silencio asombroso, y Fox azorado, se levanta y para salir del paso alza la copa y dice:

- Mmmmmmm, brindemos por su Majestad el Rey Don Juan Carlos, por que cumpla muchos años más. ¡Felicidades su Majestad!

Todos brindan, y Fox, se sienta aliviado.

- De verdad Chente, que torpe eres. Pero yo no me quedo sin mi cuchillo, así que vas y me lo traes de volada.
- Pero Martha cariño, ya ves que no puedo. Dejémoslo en paz.
- Que no, que no y que no... si la Botella tiene su cuchillo yo también quiero el mío!
- Ay mujer! de verdad, que mira que te pones pesadita Martita... pero en fin, la verdad es que el cubierto... vale la pena.

Así que, de nuevo, se dispone a agarrar el cuchillo, pero nuevamente su mano lo traiciona y vuelve a golpear una copa de cristal cortado. Clin, clin, clin, clin, clin... una vez más, se hace un silencio sepulcral, por lo que Fox tiene que ponerse de nuevo en pie y dice:

- Un brindis por su Majestad la Reina Doña Sofía. ¡Por ser tan buena anfitriona y estar tan guapa!. ¡Sofía, guapa!

Todos brindan y Chente se siente de nuevo aliviado.

- ¡Eres un inútil! No eres capaz de traer para mí un miserable cuchillo.
- Pero es que....
- Ni es que ni nada!!! Quiero mi cuchillo y ahora mismo!
- Pero no puede ser, ya ves que mi temblorosa mano no me lo permite...
- ¿Que no te lo permite? Pues ya te lo puede ir permitiendo, porque como no me consigas el cuchillo ahora mismo, te hago un sanquintín aquí delante de todo el mundo.
- Pero no seas así Marthiux...
- Ni así ni que nada. Así que ve y tráemelo. Y como metas la pata, hablo delante de todo el mundo que me divorcio de tí!

No quedándole otra a Chente Fox y ante la furia de su mujer, decide volver a intentar volarse de nuevo el cuchillo, pero... clin, clin, clin, clin, clin... como campana de iglesia. Silencio total, sudores fríos recorren su frente, los ojos se le desorbitan y el bigote se le tensa, las botas comienzan a sudarle. Los invitados se ponen nuevamente nerviosos y se preguntan que estará pasando. Se pone nuevamente de pie, y viendo la cara de furia de su mujer ahora dice más decidido:

- Permítanme que les haga un truco de magia... ¿Ven éste cuchillo que tengo en mi mano? ¡Pues lo voy a hacer desaparecer! Lo introduzco en mi manga, doy unos toques mágicos y... flus, flis, flas... ¡José María revisa tu manga!!!