Moralejas chinas I:
El super dotado
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Ming era un superdotado.

Orgulloso de su bestial hombría, la exhibía cada vez que podía.

A todo aquel que podía escucharlo, le decía que su hombría era su gran tesoro.

Cierto día salió a dar un paseo por la orilla del lago... y durante el paseo vio, en la otra orilla, un cofre que seguramente guardaba mucho dinero.

Ming pensó que si se apoderaba del cofre sería millonario.

Ming nadó en busca del cofre, no sin dificultad, por el peso extremo de su "carne". Cuando alcanzó el cofre, Ming se dijo que sería felíz para siempre.

Nadando de regreso sintió que cargaba mucho peso. Debía esforzarse y por primera vez notó que su enorme tripa era un lastre y para colmo de males se le soltó quedando enganchada entre unas piedras algas.

Ming estaba atrapado: debía soltar el cofre para liberar su hombría de las piedras.

El esfuerzo por no hundirse era terrible y no podía decidirse. Sólo cuando estuvo a punto de morir, decidió soltar el cofre.

Cuando llegó a tierra comprendió que su "orgullo" era un obstáculo.


Moraleja:

Pobre Ming, si se hubiese metido su "orgullo" en el ojete, sería millonario.