La bomba atómica | volver |
En una noche de fiesta salí con la muchachada, andábamos en bandada cual componente de orquesta. De pronto subió a mi testa esa idea que define y nos mandamos para el cine donde exhibían Floresta. Que silencio que reinaba, de pronto se oyó a una gorda, rajarse un cojudo pedo que a mi me rompió tres dedos y me arranco la solapa, volaron 30 butacas. Fue un pedo fenomenal, fueron 12 al hospital y otro tanto al cementerio, se puso el asunto serio. Fueron varios los heridos, el acomodador, metido en un rincón del salón, se moría de emoción por saber si era el portero el que tenía el sombrero metido hasta las orejas... que la reparió a la vieja, que fuerza tenía en el hoyo, refundió los 4 rollos de película a estrenar, el empresario que fue a parar al borde la azotea, hasta el momento no mea, se le secó la barriga, se le fundió la vejiga, ni por el orto gotea. Cuatro niños perecieron que no llegaban al año, las moscas que había en el baño no se que mierda se hicieron, pulgas y arañas murieron, no quedaron ni las telas y el macho de Doña Adela que era un tipo bien cojudo, pegaba cada estornudo que le saltaban las velas. El reloj quedó parado a las 11 menos 10, volteó una cacho de pared, hizo volar el alero y al pobre caramelero no lo buscan... ¿para que? Al vigilante que estaba en la puerta le sacudió hasta las bolas, le oxidó balas, pistola y hasta la hebilla del cinto. La cosa es que en el recinto no quedó nada parado por un guiso preparado de porotos y lentejas que se mandara la vieja antes de salir para el teatro. La culpa es de los 3 o 4 chicatos de la ventanilla que le hicieron las cosquillas a la vieja en el cogote. Se le descosió el escote, se le cayó la bombacha, es ahí cuando la cucaracha se le mandó paral culo, la vieja del disimulo hizo un gesto delicado haciéndose la Verónica y largó la bomba atómica que a ustedes ya les he contado... |