Las apuestas de la abuela volver


Una mañana, una deteriorada ancianita entra a las oficinas centrales del Banco Nacional, con una gran maleta de cuero. Se acerca a una ventanilla libre y le dice al cajero "Quisiera hacer un depósito. Pero antes, me gustaría hablar con el Presidente del banco".

El cajero comienza a explicarle que el Presidente se encuentra muy ocupado esa mañana y no podrá atenderla cuando de repente la anciana abre su maleta y deja ver los miles de billetes que contenía "Estoy por depositar más de tres millones de dólares... ahora, ve y avísale al Presidente que quiero hablar con él".

El cajero sube las escaleras rápidamente y le comunica al secretario la situación, momentos más tarde la anciana se encuentra en la oficina del Presidente.

Ya enterado el Presidente se pregunta cómo es posible que una anciana posea tanto dinero, entonces le pregunta:

- ¿Ud. posee acciones en la bolsa?.
- No.
- Entonces... ¿Acaba de heredar el dinero?.
- No, nada de eso.
- ¿Acaso apuesta en las carreras de caballos?.
- No... bueno en ocasiones voy al hipódromo, pero prefiero apostar sobre gente.
- Ah!... ya comprendo.

"Así es", continuó la anciana. "De hecho, he decidido apostarle a ud. $25.000 que para mañana a la 9 en punto sus testículos serán cuadrados". Absolutamente convencido de que no era posible que perdiese la apuesta el Presidente aceptó "Mire señora, no puedo dejar pasar esta apuesta, trato hecho!", y con un apretón de manos se despidieron.

El resto del día el Presidente tuvo mucho cuidado y evitó salir de su oficina para no correr riesgo, por más ridículo que esto parezca. Al otro día mientras se duchaba se revisó y vió que todo estaba tal como tenía que estar. Fue a trabajar sonriente.

Exactamente a las 9 de la mañana la anciana entra a la oficina del Presidente, acompañada de un caballero, que vestía un traje muy costoso "Él es mi abogado, siempre me acompaña cuando son grandes las sumas en juego".

El Presidente saluda al abogado y dice "Bueno, lamento tener que decir esto pero soy el mismo que ayer, solo que tengo $25.000 más". "Quiero pruebas", reclamó la anciana y teniendo en cuenta la cantidad de dinero, el Presidente accedió a bajarse los pantalones. Entonces la anciana comenzó a palparle los testículos. En ese momento el abogado comenzó a golpear su cabeza contra el escritorio.

"Pero... ¿qué le pasa?", preguntó el Presidente. Y la anciana respondió "Oh... nada, es que ayer le aposté $100.000 a que hoy a las 9:15 tendría al Presidente del Banco Nacional de las pelotas".