Manual del pobre


Es necesario, en primer lugar determinar cuándo fue que se cayó Ud. del primer mundo. Nos guiaremos por algunos parámetros fáciles de distinguir.

  • Antes Ud., era usuario de autopistas, ahora vive debajo de ellas, ya que por un tema de costos decidió reemplazar las expensas por el peaje.
  • Antes Ud se movilizaba en una 4x4, ahora en el 60... después de todo es una cuestión de números.
  • Antes frecuentaba los shoppings del Gran Buenos Aires para matar el tiempo, ahora frecuenta las casas de sus parientes para matar el hambre.

Okey, Ud está en problemas. Pero, "don guorry", a continuación algunos trucos que lo harán sentir menos miserable. "Lisen":

  1. Recortes presupuestarios:

    1. Fuera el diario. Léase el que regalan en el subte, o en caso de que se hayan terminado, espíe los titulares por encima del hombro de otro adinerado pasajero. En caso de que el tipo le ponga cara de culo y enrolle el periódico de modo tal que le impida la visual, no se amargue... pa' lo que hay que leer...
    2. Fuera cable. Mándese un espiche referido al daño que les provoca a los niños el exceso de TV y reempláceles los Pockemones por el programa de Carmen Barbieri, que es lo más parecido a un Pikachu de la tele abierta.
    3. Fuera celular. No se preocupe, en la medida en que se vaya volviendo pobre, su celular sonará cada vez con menos frecuencia y así sucesivamente. Reconfórtese pensando lo estresante que era escuchar "la cucaracha" cada 20 segundos. Si lo desea y su plan no incluía comodato, puede conservar el aparato y llevarlo apagado con la excusa de que si lo prende, lo vuelven loco.
    4. Fuera shopping. Convenza a su prole de las ventajas de la plaza pública, los pequeños disfrutarán así del aire libre y el sano esparcimiento. Si los adolescentes protestan y arman escenas porque no les divierte el tobogán, pídales que les levanten el encendedor y cuando se agachen pégueles con el borde de la hamaca a la altura de la nuca. Sea precavido, no queremos lesionarlos gravemente, sólo atontarlos un poco hasta la hora de volver a casa.

  2. Mantenga su vida social:

    Distinguiremos aquí dos circunstancias diferenciales:

    1. Sus amistades están igual que Ud.: En ese caso los caminos se allanan notablemente. El grupo en su conjunto se irá adaptando a su nueva condición y dejará, por ejemplo de festejar los cumpleaños con suntuosas cenas, bailes y otras ridiculeces en locales de zonas top (lo que implicaba la inversión de grandes sumas de dinero en procura de un regalo acorde) y comenzará a organizar reuniones mensuales (anque, semestrales) de cumpleaños comunitarios, a las cuales se podrá acudir regiamente munido de una docena de empanadas de choclo, una Refrescola y 2 sifones. Las salidas al cine o al teatro serán reemplazadas por alegres veladas de truco por porotos y los asados en el country dejarán lugar a divertidos guisos de albóndiga en la pelopincho. Lo importante es mantener los vínculos.
    2. Sus amistades aún no recibieron el impacto de la competitividad. Eso es un problema. Tener amigos ricos generalmente implica una baja en la autoestima, especialmente cuando la agasajada en una cena-baile-show de lobos marinos de 400 dólares el cubierto, nos hace notar que el bonito pisapapeles coreano que brilla en la oscuridad que le compramos en el "todo por 1,99" no era objeto de sus anhelos.... A eso se suma la complicación de que el guardarropas se torna inapropiado o demasiado visto y que a los del 1º mundo generalmente no les gustan las albóndigas. Pero no se deprima, en breve editaremos un listado de 120 excusas elegantes para quedarse en casa y una completa guía de manifestaciones, piquetes y otras revueltas donde se podrá hacer de nuevos amigos, menos incordiosos.

  3. Haga vida sana:

    Abandone el cigarrillo, el chocolate, el champán, las obleas con doble dulce de leche, el café, las carnes rojas, blancas o verdes, los postres, las grasas, los dulces y los salados en general. Abandone sus hábitos licenciosos. Abandone sus adicciones y dependencias de todo tipo. Abandone a su cuñada que come como una lima nueva, en algún descampado alejado desde donde no pueda orientarse para volver a casa.

  4. Reemplazos necesarios:

    1. Reemplace su setter australiano (que come demasiado), por una bataraza argentina (que pone huevos).
    2. Reemplace su invernadero de orquídeas, por un cantero de remolachas.
    3. Reemplace su cuenta pop por una casilla de hotmail y baje el correo desde la oficina de una amiga (y de paso se garronea un cortado de máquina).
    4. Reemplace a su marido por un millonario agonizante que esté dispuesto a testar a su favor.



No pierda la esperanza y recuerde: "Siempre, que llovió....paró", dijo Noé e inventó el paraguas.