Guía para hombres para convivir
y no morir en el intento
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TRAS LA MUDANZA, LAS LABORES DOMÉSTICAS.

  • Esfuérzate en, al menos, manchar lo menos posible y en ser algo ordenado los primeros meses de vida en pareja para que vea el esfuerzo y no huya en estampida.

  • Declárate un inútil convencido. Destiñe un par de camisas de ella y no volverás a usar una lavadora, lava los platos con shampoo y el parqué con lavandina, esto la convencerá de tu inutilidad.

  • Utiliza los trapos de la cocina en el baño. Nunca más limpiarás éste último.

  • Si alguna vez no tienes más remedio que tomar la plancha o lavar los platos (por enfermedad o algo parecido, no seamos crueles), deja restos de comida en los mismos y arrugas en la ropa. No admitas elogios a la labor realizada o serás la nueva planchadora oficial.

  • Y recuerda que, si cedes una, una sola vez, estás perdido. Nunca podrás recuperar el estado inicial.

LA PRIMERA BRONCA

  • Déjalas hablar. Ante todo que se desahoguen. Si las interrumpes te puedes llevar un mordisco.

  • Ignorarlas las saca de quicio. Probalo.

  • Bajo ningún concepto cedas ante la idea de que sos un vago. Se firme y refuérzate en el hecho de que tú pones todo lo que puedes de tu parte, que haces las labores más pesadas y, si no surte efecto, prueba a sugerir un cambio de papeles. Nunca aceptarán el cambio.

  • Abandérate y hazte fuerte en el convencimiento de que estás poniendo todo de tu parte para que la convivencia funcione, aunque no sea así, la seguridad en tí mismo es fundamental para el combate ideológico.

  • Nunca reclames ante suciedad acumulada o trabajo sin hacer como respuesta a una bronca, saldrás perdiendo. Relájate y prepárate para la descarga, no le des importancia y nunca admitas que eras consciente de ello.

  • Siempre, después de unas horas de discusión, pide perdón. Cuando recupere el humor dile seriamente que tú siempre tienes que rebajarte y pedir perdón, que ella nunca reconoce sus fallos. Eso les duele mucho y las deja desequilibradas para la batalla. Es tu momento.

  • La reconciliación suele ser el punto flaco en el que intentan conseguir lo que no obtuvieron por las armas. No bajes la guardia o estarás con los pantalones, las intenciones y la moral por los suelos.

  • Recuerda que un momento de placer no vale lo que te ha costado defender durante semanas o meses. Lo primero son tus principios y pensar que el placer, tarde o temprano, llegará, es sólo cuestión de tiempo.

EL TRANSCURRIR DIARIO

  • Si las tardes se convierten en infiernos, búscate un segundo trabajo por horas. Parecerá que lo haces para mejorar la salud económica y, además, que arriesgas la tuya en ello. Eso ablanda los corazones más férreos.

  • Nunca digas dónde vas a estar o qué vas a hacer después del trabajo. Lo más seguro es que te toque comprar, ir a la tintorería, poner la lavadora o pasar la plancha porque a ella le es literalmente imposible.

  • Si tu trabajo está cerca del suyo, invéntate desplazamientos a otros edificios distantes considerablemente del centro oficial o a clientes. Si no, tendrás que ir a buscarla con demasiada frecuencia.

  • Nunca le digas el buen horario de qué disfrutas. Recuerda que ella siempre trabaja más, más tiempo y está infinitamente más cansada que tú.

  • Si insiste en que nunca te ve, recuérdale que ella siempre está en el gimnasio o en la academia de inglés o con sus amigas y tú trabajando.

  • Impón tus horarios, tus hábitos son sagrados y si no te apetece acostarte a las diez no lo hagas nunca. Ten en cuenta que acostarte a las diez no te asegurará sexo.

  • Nunca abandones el tálamo conyugal con ningún pretexto. Quien fue a Sevilla perdió su silla y siempre será un precedente de cesión que te recordarán cuando os visiten hermanas, madres, primas, sobrinas, etc.

  • Intenta que tus vacaciones y las de ella coincidan, por necesidades de trabajo, sólo lo justo para no perderte un viaje al Caribe o la India (tú solo no podrías hacerlo).

  • Debes evitar a toda costa los períodos de tiempo de verano en el pueblo de sus padres. Aprovecha esas fechas para trabajar y déjate unos días para salir de joda con tus amigos en invierno, cuando a ella ni se le ocurra abandonar el cálido y confortable sofá. Más tarde hablaremos de cómo conseguir fondos para esas escapadas.

LA ECONOMÍA DOMÉSTICA

  • Nunca le des una tarjeta de crédito de tu cuenta. Es increíble lo justificables que son algunos gastos.

  • Nunca dejes de pagar los gastos a medias. Recuerda, "lo tuyo es suyo y lo suyo también".

  • Nunca te dirá el verdadero precio de un bolso o unos zapatos, menos si es un traje de falda o un abrigo. Intenta buscar en los justificantes de pago con tarjeta o en los apuntes de la cuenta del banco para tener pruebas de sus mentiras y poder utilizarlas en su contra (siempre en el momento oportuno).

  • Nunca compres con tarjeta a menos que esté ella delante (o comprobará tus movimientos). Saca dinero del cajero y paga en efectivo, así nunca controlará el destino de esos fondos y siempre puedes decir que el coche últimamente gasta una barbaridad o necesitaba nuevos amortiguadores.

  • Nunca lleves efectivo cuando estés con ella o pagarás chicles, caramelos, periódicos y revistas varias, coca colas y cafés extemporáneos.

  • Créate un fondo B secreto para caprichos personales y que ella se entere claramente que lo haces con monedas de baja denominación. Cuando lo hayas creado te darás cuenta que el de ella es mucho mayor. Entonces, haz un fondo C que sea inviolable y de importe desconocido para ella.

  • Nunca gastes tu fondo C totalmente clandestino con ella ni para ella. De otro modo será difícil que puedas comprar un escáner o un modem fax de última generación. Dile que costaron la mitad y recuérdale que son tus ahorros. O vete a esquiar, es el momento de gastar el dinero que tan duramente le has sisado.

  • Compra los regalos que le hagas de la cuenta común y que lo sepa. Sus exigencias serán menores. Permite que te haga regalos del fondo común y que no escatime en gastos. Elige lo más caro. En el fondo, las muy tontas, son unas agarradas para ellas mismas, no para nosotros.