El amor en una isla desierta | volver |
Un mes después en esta bonita y desierta isla en el medio de ninguna parte:
Agregado argentino: también había 2 argentinos y una argentina. Después de un tiempo, se encontró a la argentina muy aburrida en un rincón de la isla, limpiándose las uñas con una ramita. Resulta que los argentinos ya no le dan pelota, y pasan todo el día hablando de fútbol y de lo estupendos que son haciendo el amor. Segundo agregado: también había 2 catalanes y una catalana. Su hecho diferencial consistió en alquilar la catalana a los suecos, y usar ese dinero para financiar a los irlandeses la construcción de una planta de destilación en su parcela de la isla, donde ellos trabajarían solo a cambio de que las botellas de whisky de coco estuvieran etiquetadas también en catalán. Por supuesto, en el plano sexual, a dos velas. Tercer agregado: Dos madrileños y una Mariela. Los madrileños se turnan para quedarse una de cada dos noches con la Mariela e irse la otra de copas con los irlandeses y poner a parir a los ingleses, italianos, franceses, alemanes y por supuesto, (y sobre todo), a los catalanes. Cuarto agregado: Dos andaluces y una andaluza. Han conseguido que los irlandeses pasen de los catalanes y destilen una variedad de "fino de coco". De inmediato se han montado un calendario de fiestas en su isla: que si feria de abril, que si Semana Santa, que si día de Andalucía en el Exilio,... a las que se apuntan todos los demás. Por supuesto, todo sin ellos dar ni palo. La andaluza esta como un queso y ya le han prometido los madrileños que si se va con ellos a su isla (desde donde dicen, se gobiernan las demás, cosa con la que no coinciden los catalanes) tendrá todas las comodidades de la Capital. |